Mozambique presenta uno de los Índices de Desarrollo Humano más bajos del planeta. Una de las evidencias de esto es la ínfima calidad que caracteriza en general al hábitat humano.
Plácido Lizancos-Mora, Plácido, Vanessa Míguez-Martín, Francisco Alberto Varela García [1]
Universidade da Coruña
Los nuevos objetivos de desarrollo sostenible (ODS) colocan a la educación en un lugar relevante. No es por casualidad que siendo los tres primeros objetivos:
- 1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
- 2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
- 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
el que les sigue inmediatamente sea:
- 4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
Que la educación se encuentre por delante de los restantes trece objetivos de los diecisiete que configuran la agenda es bien significativo, sobre todo considerando que entre ellos se incluyen asuntos tan relevantes como la igualdad de género o la disponibilidad universal de agua, saneamiento y energía; la generación de empleo; la creación de infraestructuras que garanticen un hábitat seguro y resiliente; la gestión sostenible de las aguas y los recursos, la implementación de instituciones eficaces e inclusivas y finalmente la creación de espacios para el trabajo conjunto en favor del desarrollo humano acorde con los propios ODS.
En cierta manera es como si la propia agenda, que "pretende crear un mundo mejor para 2030" reconociera que una vez alcanzados los elementos fundamentales que garantizan la vida -eliminar la pobreza, el hambre y la enfermedad debida al subdesarrollo- el primer asunto a resolver sea la educación y formación a todos los niveles, pues de alguna manera su cumplimento garantizaría que se pudiesen alcanzar los restantes objetivos.
Los ODS también obligan a las universidades, que han de asumir su responsabilidad y ajustar sus prácticas de acuerdo con los objetivos globales. En ese orden de cosas se han de desarrollar programas educativos que sean receptivos a la promoción de la paz y la democracia, los derechos humanos y la cohesión social, no olvidando la atención a las crisis, los conflictos, la agitación social y las catástrofes naturales, ya que se trata de incidir positivamente en la mejora de la ciudadanía mundial, la tolerancia, el compromiso cívico y el desarrollo sostenible.
Mozambique presenta uno de los Índices[2] de Desarrollo Humano más bajos del planeta. Una de las evidencias de esto es la ínfima calidad que caracteriza en general al hábitat humano.
En términos generales, el tejido urbano de las ciudades mozambiqueñas consta de un área colonial, ubicada en una posición más o menos central y que hoy se identifica como su "corazón histórico". Inmediatas a ella se localizan las zonas de expansión urbana, levantadas tras la independencia[3] de acuerdo con procesos urbanísticos formales. Tanto la “zona colonial” como la de “expansión” son áreas urbanizadas y equipadas. Más allá de ellas, apoyándose en las carreteras y en la red de caminos han ido creciendo sectores urbanos espontáneos. Se caracterizan por una morfología orgánica que finalmente evoluciona hacia una situación caótica debido a la colmatación de todos los espacios disponibles y la progresiva inserción de usos ajenos al habitar.
Aquí los servicios urbanos son escasos y de existir alguno pueden pasar largos períodos averiados. La mayor parte de las edificaciones de la zona se han levantado con materiales básicos o fungibles, dando lugar a respuestas arquitectónicas precarias. La calidad de vida en estos espacios es notablemente inferior a la de los estándares considerados básicos o los de la propia ciudad formal africana. La gran extensión de estas áreas amplifica notablemente el problema y dificulta su solución. El propio padrón municipal de población indica que solo un 10 ó 15 por ciento de la población habitan en las áreas formales de la ciudad que es donde se concentran los equipamientos existentes.
La amplitud de los problemas enraíza con el confuso derecho de uso de la tierra y de los edificios. En las áreas informales la alegalidad o la ilegalidad son dominantes, si bien esto no es necesariamente indicador de ausencia de legitimidad. Esta circunstancia conlleva efectos extraordinariamente limitadores en la vida de las personas. La carencia de identidad oficial y de domicilio legalizado le impide a la población acceder a muchas de las dimensiones de la vida pública como por ejemplo reclamar justicia, ejercer el derecho al voto, hipotecarse, domiciliar pagos y cobros o escolarizar a sus hijos e hijas.
La Universidade da Coruña (UDC) y su Fundación (FUAC) han desarrollado una intensa actividad de cooperación al desarrollo en los ámbitos de la educación superior, la ciencia y la tecnología, concretándose en la celebración de numerosos convenios y proyectos con una variedad de actores, públicos y privados en la búsqueda de las causas de la pobreza y su combate.
La Faculdade de Arquitetura e Planeamento Físico (FAPF) de la Universidade Eduardo Mondlane (UEM) de Mozambique fue fundada en 1993 en Maputo y hasta 2009 fue la única del país, y por tanto la responsable de la formación de la mayor parte de los 350 arquitectos y arquitectas radicados a día de hoy allí. Más allá de la actividad docente e investigadora ha asumido un claro compromiso con la construcción y planificación física del país. Para ello se vale de un instrumento de intervención llamado Centro de Estudos de Desenvolvimento do Hábitat (CEDH). Este lleva operando más de diez años de forma continuada, conformando una estructura humana y técnica capaz ante los enormes retos que se le plantean al país en estos campos.
El proyecto que aquí se describe, financiado[4] en parte por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), cuenta con la participación de la Escuela de Arquitectura, la de Ingenieros de Caminos y la Oficina de Cooperación de la UDC. Por parte de la UEM han sido involucrados todos aquellos centros de estudios además de Arquitectura -Ingeniería, Derecho, Economía, Sociología y Medicina- que tienen relación con la construcción del hábitat en todas sus dimensiones. Todo ello es coordinado por el CEDH.
La enorme magnitud que presenta actualmente el problema del hábitat en la ciudad subsahariana está fuera de control según refieren todos los estudios y análisis realizados por agencias internacionales como UN Hábitat y numerosísimas universidades.
La acción institucional se ha demostrado incapaz de revertir siquiera levemente la situación con sus políticas formales e incluso con aquellas que pretenden el apoyo a las acciones populares consecuencia de la gestión social. Se verifica además que la iniciativa empresarial privada no se ha interesado en absoluto por atender la demanda de habitación de las poblaciones de más bajos recursos.
Las universidades antes referidas, conscientes de la necesidad de mejora barrial y conociendo las causas del fracaso de las políticas convencionales, formulan una acción que pretende el abordaje del problema desde un enfoque innovador dentro del alcance de sus recursos y en desarrollo de sus competencias académicas. Así surge KAYA CLINICA.
Es un practicum diseñado para el ejercicio de la HABITABILIDAD BÁSICA bajo la metodología del aprendizaje-servicio en aquellos lugares donde la habitabilidad es precaria. Este instrumento aúna formación y acción para mejorar la capacitación docente de la comunidad académica de las dos universidades implicadas.
Se oferta a los centros universitarios con competencias e intereses en la construcción del hábitat, el territorio, el medio ambiente y las infraestructuras. El foco de las acciones de este sistema de aprendizaje-servicio es integral (agua, saneamiento y habitación) y su punto de aplicación es el corazón de uno de los barrios precarios de Maputo: el barrio de George[5] Dimitrov.
El proyecto pretende mejorar la disponibilidad de las personas titulares de los derechos (la población de los barrios informales) a un nivel de vida que les asegure las condiciones de salud y el bienestar descritas en el artículo 25 de la declaración Universal de los Derechos Humanos a través de la asesoría prestada por el equipo de personal técnico del Kaya[6] Clínica (KC).
La UEM actúa como titular de la responsabilidad, que manifestará involucrando a la comunidad académica -profesorado, estudiantado y personal en general- en la prestación de un servicio no remunerado de asesoramiento a la población para apoyar las faenas que acometen en sus residencias en cuanto a acceso al agua, saneamiento y la mejora de la habitabilidad.
El dispositivo se idea a partir de la localización en el corazón de un barrio informal de una oficina -la Clínica- donde se emplazarían los medios humanos y materiales en disposición de prestar los servicios demandados. La asistencia técnica prestada incluye desde el análisis de los asuntos planteados por el vecindario y la formulación de propuestas ejecutables al adiestramiento de los agentes locales encargados de llevar adelante las actuaciones diseñadas. Se concibe como una operación replicable a escala de ciudad, de país entero o incluso exportable a otros ámbitos con problemática similar.
El objetivo primero de KC es enriquecer la actividad docente e investigadora universitaria a través de la realización de prácticas en un entorno social y físico verídico no bien atendido desde la Academia, como es la recualificación de los barrios precarios y la atención a las necesidades de personas que por su condición económica no pueden acceder a una asistencia técnica adecuada.
En este momento (noviembre de 2016) KC se está implementando, estando programada su conclusión en terreno para noviembre de 2017. Así pues, aún no se pueden medir resultados más allá de verificar que se ha instalado el consultorio y los equipos de trabajo comienzan a operar, con la colaboración y permiso de los agentes locales y gubernamentales.
El primer resultado esperado es la formación de profesionales capacitados para interpretar e intervenir en aquellas áreas habitualmente alejadas de la academia.
En términos de servicio, KC dará lugar a un cierto volumen de obra, que se espera pueda repercutir positivamente en las condiciones ambientales del barrio.
La cualificación de los constructores locales, junto con la apertura de líneas de investigación permitirán obtener soluciones y procesos normalizados que hagan de la autogestión la estrategia natural para sacar a las personas de la pobreza.
[1] Lizancos, profesor de Arquitectura; Míguez, técnica de la Oficina de Cooperación y Varela, profesor de Ingeniería de Caminos encabezan el equipo del Proyecto KAYA CLINICA en la Universidade da Coruña.
[2] El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es un indicador que pretende objetivar el nivel de desarrollo humano. Es elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo desde 1990. En 2014 Noruega presentaba un IDH de 0.944, el más alto del mundo. Mozambique, con un IDH de 0.393, ocupaba la posición 178 de entre 187 países.
[3] Mozambique se independiza de Portugal en 1975.
[4] KAYA CLINICA ha obtenido financiación de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo en la convocatoria del año 2015 de “acciones de cooperación para el desarrollo correspondientes para la realización de proyectos de innovación para el desarrollo”.
[5] El Barrio de George Dimitrov es conocido popularmente como Benfica. Tiene unos 46.000 habitantes.
[6] KAYA CLINICA, en lengua Xangana significa "La Clínica de las Casas".
Fecha de publicación
1 de enero de 1970
Entidad responsable
(Sede Coruña)
Facultade de Socioloxía, andar 1º
15071 Campus de Elviña, A Coruña
(Sede Ferrol)
Centro Cultural Universitario, andar 1º
15403 Campus Esteiro, Ferrol